miércoles, 2 de junio de 2010

Para que creer en algo que ya esta perdido?
Para que soñar con algo que esta prohibido?
Para que apostar por algo sin sentido?

Mas de una vez me detuve a pensar que era yo el que mi destino podía armar, más de una vez creí tener en mis manos la llave de algún lugar donde no todo fuera soledad. Pero nunca halle la forma para abrir esa puerta, porque me di cuenta que no estaba a mi alcance que solo somos una combinación y un percance; en este mundo de sombras y glorias petrificadas solo somos pasajeros de ese tren llamado tiempo. Que no basta con sentir lo que queremos, sino que hay que realmente saberlo.
Y muy pocas veces comprendí lo que me decían, muy pocas veces hice caso a las señales que tenia. Así fue que el tiempo me jugo una mala pasada, y por creerme vivo me olvide que era el quien todo determinaba.
Entendí que no hay que arrepentirse del ayer porque eso no se puede cambiar, simplemente hay que asegurarse que hoy no vuelva a ser el arrepentimiento de mañana. Que las cosas siempre fluyen hacia donde tienen que ir, que por más trabas que les pongamos todo esta predestinado. Que no hay sortija en esta calesita que nos permita cumplir nuestras fantasías. Que todo lo que llega, en algún momento se va y lo que no tiene que ser, jamás será. No hay leyes ilógicas ni nada que no sea real, los sueños son momentos que endulzan al alma pero que nada mas sirven para ilusionar. A muchas cosas las perdemos por el temor a perder y otras tantas las ganamos sin saber. Que la caída se vuelve más placentera, cuando nos podemos volver a levantar. Que no hay orgullo aparente que nos oculte tras un disfraz. Que mil mentiras no tapan la verdad, que el tiempo sabe lo que quiere y lo obtendrá.

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